Un intercambio tímido marca primer mes de reapertura comercial

Un intercambio tímido marca primer mes de reapertura comercial

Más de 200 empresarios que antes del 26 de septiembre estaban acostumbrados a pasar gandolas cargadas con mercancía por las trochas, en especial por La Ponderosa, y sin ningún control sanitario, ya empezaron a buscar asesoría de los agentes aduaneros en torno al proceso legal que deben cumplir para hacer importaciones por la aduana.

Ese adiestramiento es, quizá, una de las tareas más difíciles a un mes de la reapertura comercial binacional. Así lo hizo saber el máximo representante de los aduaneros en el Táchira, Nelson Urueña, quien ha liderado, junto a otros compañeros, siete años de lucha para el restablecimiento de lo formal.

De acuerdo con el balance que maneja Urueña, más de 50 agencias de aduanas están reactivas en la frontera y preparadas para acompañar a cada cliente en el proceso. “De los auxiliares, el aduanero es el único que tiene un poder notariado para representar al cliente”, enfatizó con la experiencia que le da más seis lustros en el nicho.

Jorge Casanova, director de la Cámara Social de Transporte de Carga en el Táchira (Casotranscat), comparte la visión del presidente de la Asociación de Aduaneros (Asoata). “Ha sido una reapertura lenta, paulatina”, aseveró, al tiempo que aclaraba que esa dilación es normal y, con el tiempo, se irá recuperando, en su totalidad, el dinamismo natural de la zona.

“Estamos viendo los primeros logros de esta integración”, prosiguió Casanova durante su visita a San Antonio del Táchira. Recordó que de los 8.000 transportistas de carga pesada que había antes del cierre de 2015, quedan un aproximado de 600, de los cuales, la mayoría está a la espera de la habilitación de los vehículos.

El cumplimiento de los trámites, que ha significado retrasos para la entrada de alimentos de origen colombiano por los puentes binacionales, “no son burocráticos”, indicó Beatriz Gutiérrez, integrante de la directiva de Asoata y represente de las almacenadoras, pues se trata de normas internacionales que Venezuela, como cualquier país, las incluye en sus basamentos legales.

“Del 100% de los vehículos de carga pesada que han ingresado por el puente internacional Simón Bolívar, mi almacenadora ha recibido un 25%”, puntualizó Gutiérrez mientras detallaba que materiales para la fabricación de zapatos, telas, carbón para las balanzas y tanques de oxígenos son los productos que ha recibido.

Deudas pendientes

—Al ministro del Transporte, Ramón Velásquez, se elevó la necesidad de que los transportistas sean exonerados, durante seis meses, del pago de las habilitaciones, las cuales tienen un costo de 600 a 700 dólares—, apuntó Casanova con la firmeza de que el sector que representa no tiene las condiciones para asumir esos gastos. —Aún no hemos recibido respuesta–, dijo.

—Por Paraguachón se les está dando muchas facilidades a los empresarios para que no migren a esta frontera–, manifestó Urueña, para luego hacer énfasis en el trato equitativo, pues se trata de los mismos países: Colombia y Venezuela, que comparte más de 2.200 kilómetros de límite internacional.

—En las almacenadoras se está cumpliendo con los protocolos de bioseguridad, una vez entra la gandola a las instalaciones. La demora que se cumpla con los trámites y salga la mercancía, es de uno a dos días–, estimó Gutiérrez durante la entrevista concedida a un mes de la reactivación comercial.

La formalidad llegó para quedarse

Tanto Urueña como Gutiérrez y Casanova manejan un optimismo elevado, pese a que las primeras cuatro semanas han sido tímidas en cuanto a la circulación de tractomulas por los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander. “Hay mucho por hacer: alianzas con nuestros hermanos empresarios de Colombia, concretar peticiones y trabajos en equipo”, añadió el director de Casotranscat.

“Estamos muy animados y lo que queremos es dejar constancia de que es cierta la reapertura comercial con Colombia. Espero que todos los empresarios se concentren en pasar mercancía por los puentes, de forma legal y con las exigencias establecidas en tratados internacionales, y que el país debe cumplir”, profundizó la representante de las almacenadoras.

El presidente de Asoata remarcó que su rol como agente aduanero es asistir al comerciante o empresario importador, hacer que cumpla con las normas y asistirlo en lo concerniente a la logística. “En el primer trimestre del año 2023, esperamos que el flujo de gandolas, por los pasos formales, sea mayor”, señaló a modo de colofón.

En cifras

  • Al menos nueve almacenadoras se encuentran activas en los municipios fronterizos Bolívar y Pedro María Ureña, luego de la reactivación comercial binacional del pasado 26 de septiembre.
  • 250 empleos se han activado entre los auxiliares aduaneros en 30 días de reapertura. Se espera que en los próximos meses otros 250 trabajos se sumen a los ya establecidos.
  • 12 transportistas se hallan funcionando para prestar los servicios de traslado de mercancías.
  • Del 100% de las operaciones que se manejan por Paraguachón, el 80% estaría migrando hacia la frontera de Táchira con Norte de Santander, pues abarata los costos, la distancia y regresarían adonde antes del cierre (19 de agosto de 2015), operaban.
  • Hay almacenadoras que, de tres empleados, ya subieron la nómina a ocho y esperan, para las próximas semanas, llegar a 20 trabajadores.
  • El mínimo de empleados de una almacenadora es de tres personas.

Vía// 800noticias

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